Cuando las palabras son pisoteadas una y otra vez, y sus conceptos acaban en la "minipimer". Le preguntan a Concha Velasco, en la presentación de un libro de cocina:
-¿Es de las que conquista por el estómago?
-¿Al marido? No, que le conquiste su madre. Yo soy feminista, prefiero que me conquisten a mí.
Feminista tú, feminista yo. Apaga y vámonos.
-¿Es de las que conquista por el estómago?
-¿Al marido? No, que le conquiste su madre. Yo soy feminista, prefiero que me conquisten a mí.
Feminista tú, feminista yo. Apaga y vámonos.
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